De la desinfección a la desinsectación: cuidando la salud de tu negocio
Conoce más sobre la relación de estos aspectos para el control de agentes patógenos
Desde el inicio de la pandemia por COVID-19 a causa del SARs-COV-2, el trabajo de los controladores urbanos ha sido esencial tanto en el control de plagas como en la sanitización y desinfección de espacios, para evitar la propagación de virus y/o diversos agentes patógenos, a través de métodos de desinfección y la eliminación de vectores mecánicos potenciales como cucarachas, moscas, entre otros insectos y roedores.
En una visión global de lo que está sucediendo debido a la contingencia, encontramos aspectos de una misma problemática: los Ministerios de Salud de diversos países brindan especial atención a frenar la dispersión del COVID-19 y a incrementar las medidas de higiene como un factor importante, mientras tanto, las empresas de control de plagas viven una situación desafiante, tanto en los aspectos económicos, psicológicos y sanitarios.
Nos encontramos con un cambio en la forma de realizar el manejo integrado de plagas y de desinfección debido a factores como el cierre de restaurantes, hoteles, oficinas, u otros particulares y al miedo de las personas a salir de casa o permitir el ingreso de terceros a su hogar o lugares de trabajo. Más profundamente, existe un riesgo laboral para los controladores de plagas, quienes deben seguir protocolos más estrictos, garantizando que evitarán contaminar las instalaciones de sus clientes y evitar contaminarse a ellos mismos.
En los últimos meses, la contingencia ha generado grandes oportunidades en el control integrado de plagas urbanas y de desinfección.
Un virus tan virulento como el SARS CoV-2, causal de COVID-19, puede permanecer activo en cualquiera de las siguientes superficies, aunque esta estancia activa es variable: en superficies de cobre el virus puede permanecer 4 horas, sin embargo, en plástico se prolonga hasta 72 horas ( 3 días). Es por eso que se deben seguir estrategias precisas de desinfección y el uso de los desinfectantes adecuados para este fin, ya que aunque el SARS CoV-2 es un virus de tipo lipofílico es fácil de eliminar si se usa el desinfectante adecuado y el efecto desinfectante durante el tiempo adecuado.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA) elaboró la “Lista N” de desinfectantes aprobados para usarse en superficies porosas y no porosas, donde se puede elegir aquel que cumpla con los requisitos técnicos para un Coronavirus. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la US EPA descartan el uso de túneles sanitizantes o cabinas desinfectantes para controlar el COVID-19.
Normativamente las empresas de control de plagas urbanas en México, tienen la posibilidad de realizar sanitización y desinfección, procedimientos íntimamente relacionados, el primero consisten en eliminar polvo en objetos y superficies, la desinfección consiste en eliminar los microorganismos patógenos, siendo lo más complejo eliminar ciertas esporas bacterianas.
Sin embargo, hay factores que afectan la desinfección de los objetos inanimados o fomites:
- Limpieza previa del objeto.
- Nivel de contaminación microbiana.
- Concentración y tiempo de exposición al germicida.
- Presencia de biopelículas.
Existen desinfectantes aprobados por las autoridades sanitarias que cumplen con todos los requisitos, las bases de los mismos pueden ser variables, el alcohol etílico e isopropílico puede ser una base que desnaturaliza a los virus en menos de 30 segundos.
Por otro lado están los hipocloritos de sodio o de calcio en donde su eficacia puede ser entre los 10 a 15 minutos después de aplicarse.
En los glutaraldehídos y sus diferentes tipos, alcalinos, neutros y ácidos tienen un espectro de acción amplio y un efecto entre 2 a 10 minutos los alcalinos son los más efectivos para combatir virus y las esporas después de las 3 horas de contacto.
Los desinfectantes juegan un papel clave para combatir virus, bacterias y otros patógenos que potencialmente son transportados mecánicamente por insectos como cucarachas, hormigas, moscas o roedores. La moscas tienen capacidad contaminante como vectores mecánicos enorme: 6 millones de bacterias en los artejos (patas) y 96 millones de bacterias por regurgitaciones. Las ratas negras en el 2003 se identificaron como vector mecánico potencial del SARs-CoV 1, coronavirus que antecedió al nuevo SARs-CoV-2 (COVID-19).
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